CRÓNICA DEL METRO

En el metro todos los días parecen ser iguales, como un De-Jàvu diario, los mismos recorridos y las mismas personas, pero nada mas lejos de la realidad, pues todos los días hay situaciones y personas nuevas, que juntos construyen la historia, grandes historias que en su mayoría se quedan bajo tierra.

Las puertas se abren en punto de las 7 de la mañana, pero ya antes hay personas que esperan con ansia la apertura, ya adentro algunos correr para no llegar tarde otros parecen no llevar prisa y caminan lentamente, hay quienes con la prisa de salir de sus casas, desayunan o comen dentro del metro.

La temperatura es agradable por las mañanas y mas aun en invierno, donde muchas personas se resguardan del frío, caso contrario del las tardes de verano, donde el calor es tan fuerte que el viaje se vuelve casi insoportable.

Todos los días se viaja acompañado de cientos de personas, los asientos dentro del vagón parecen haber sido hechos para incentivar la plática, pero casi nunca sucede eso, muchos aprovechan el tiempo para leer el periódico o algún libro, otros se aíslan con solamente colocarse sus audífonos, muchos otros simplemente desvían la mirada.

El metro llega a la siguiente estación, muchos son los que salen y otros más entran, estación en estación el viaje parece ser acompañado por los ambulantes, en su mayoría vendedores de discos.